lunes, 29 de julio de 2013

¿Qué hay de nuevo, Academias?


Dicen que la ortografía “representa el pilar fundamental de la unidad de la lengua” por lo que es “factor de contención frente a una evolución descontrolada del idioma”. En el 2010 la Asociación de Academias de la Lengua Española (Asale) y la Real Academia de Española (RAE) presentaron la última edición de la “Ortografía de la lengua española” en la Feria Internacional del Libro en Guadalajara. No está de más recordar que en 1999 se había publicado la última edición de este libro. Durante estos once años, la Asale y la RAE determinaron unificar criterios y propusieron varios cambios ortográficos o novedades. Estos cambios no gustaron a muchos, sin embargo, a mi juicio, han sido acertados.

La Fundación del Español Urgente BBVA (Fundéu) es una institución que impulsa el buen uso del español en los medios de comunicación. Se fundó en el año 2005 gracias al  acuerdo entre la Agencia EFE y el banco BBVA, trabaja asesorada por la Real Academia Española. El prestigio que ha logrado la Fundéu se debe principalmente por la versatilidad de resolver dudas, también por las herramientas que pone al alcance de los medios de comunicación. Es, en suma, un referente para todo hablante de la lengua española.

Precisamente la Fundéu publicó en su página http://www.fundeu.es/ las novedades de la “Ortografía de la lengua española”, y yo aquí le presento algunas de ellas.

*Solo. No debe tener tilde nunca cuando no hay riesgo de ambigüedad. Cuando hay riesgo de ambigüedad y es adverbio, se desaconseja la tilde y en su lugar se prefieren las formas sinónimas “únicamente” o “solamente”.
*Este, esta, estos, estas, ese, esa, esos, esas, aquel, aquella, aquellos, aquellas. No debe tener tilde nunca cuando no hay riesgo de ambigüedad.

*“o” entre cifras. No se tilda nunca, pues el riesgo de confundir la letra o con el 0 es mínimo (4 o 5, 23 o 24). Recuérdese que ante un número que empieza con o, se convierte en u  (79 u 80).

*Ex-. Debe escribirse siempre pegado a la palabra siguiente, como cualquier otro prefijo (exnovia, exempresa, exjugador), pero se escribe como palabra independiente si le sigue un nombre compuesto y con guión si le sigue una sigla, un nombre propio o una cifra (ex alto cargo, ex capitán general, ex número uno, ex primer ministro, ex ama de casa, ex-URSS).

*Pos-, post-. Se prefiere la forma pos- a post-, con una excepción: si la palabra a la que se une este prefijo comienza por s-, se recomienda post- para evitar dos eses seguidas. Ante un nombre compuesto se escribe separado (pos Edad Media, pos guerra civil) y ante un nombre propio, sigla o cifra se escribe con guión (pos-Picasso, pos-Renacimiento).

*Semi-, anti-, archi-. Cuando estos prefijos se unen a palabras que comienzan con el prefijo i- debe mantenerse la doble vocal pues su supresión cambiaría el significado (semiilegal).

*Super-. Como prefijo separado ante bases de varias palabras, se escriben sin tilde (super a gusto) así como cuando va pegada con otra palabra (superpotencia, superhombre, superpoblación, superproducción). Cuando no son prefijos sino adjetivo o sustantivo, llevan tilde (gasolina súper, lo pasé súper «‘muy bien’», vamos al híper «‘hipermercado’», vamos al súper «‘supermercado’»).

*Cargos. Se escriben con minúscula inicial, vayan o no acompañados del nombre de la persona que los tiene (el rey Juan Carlos I, el papa Pío IX el ministro, el presidente, el embajador, el director general, el obispo, el juez, el magistrado, el príncipe).

*Decimal. Se recomienda el uso del punto para separar la parte decimal de los números, aunque se sigue aceptando la coma (3.1415 o bien 3,1215). Se recuerda que lo apropiado para agrupar los dígitos de tres en tres es el espacio, no la coma ni el punto (69 000).

*Porcentaje. El símbolo de porcentaje se escribe, como otros símbolos pospuestos a una cifra, dejando un espacio, que puede ser fino (30 % de descuento; 15 %, 3 km, 24.50 €, $ 20.00). Solo se escriben pegados  º (grados), ' (minutos) y '' (segundos) (100 ºC, pero 52º, 20', 20.3'').

*Mayúsculas y minúsculas en acrónimos. Los acrónimos (siglas que se leen como palabras corrientes, no deletreadas) se pueden escribir íntegramente en minúsculas, si corresponden a nombres comunes (uci, mir, ovni, radar, módem, euríbor), o en minúsculas con mayúscula inicial (Mercosur, Unesco, Unicef, Intermón, Fundéu), si corresponden a nombres propios y tiene más de cuatro letras. En estos casos, se acentúan conforme a las normas generales.

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martes, 23 de julio de 2013

Hablar y escribir


El habla es una capacidad humana que permite comunicarnos. La escritura es, por así llamarla, una extensión del habla, pero que puede perdurar a través del tiempo. No en balde las frases: “Las palabras se las lleva el viento” y “papelito habla”.

Los diferentes tonos de voz que escuchamos nos ayudan a distinguir el tipo de conversación y el estado de ánimo del interlocutor. Cuando charlamos con otra persona no solo utilizamos la voz, sino, además, apoyamos nuestro diálogo con gesticulaciones, movimientos de manos y del cuerpo, así pues los ojos, cejas, boca y lengua son muy importantes durante el diálogo y ayudan a complementar lo que decimos. De las manos, ni hablar, pues permiten explicar dimensiones, extensiones,  lugares y formas que las palabras pocas veces pueden expresar.

En la escritura no podemos hacer uso de tonos de voz, cara y manos para enriquecer la narración, sin embargo, la puntuación suple esa acción. El punto, la coma, el punto y coma, los dos puntos, los puntos suspensivos, los signos de interrogación y exclamación, el paréntesis, los corchetes, raya y comillas son elementos con los que damos viveza a nuestro escrito. Por ello, es importante saber como usarlos.

Un escrito tiene fines distintos. Puede ser para entretener, hacer reflexionar, divulgar un conocimiento, para enamorar o simplemente enviar un mensaje de relativa importancia. Para que cualquier texto sea comprendido cabalmente, se necesita que el escritor y receptor conozcan los elementos semánticos, gramaticales y ortográficos necesarios para que la idea se entienda, de otro modo la comunicación se rompe.

Escribir equivale a plasmar nuestro pensamiento en papel (o en pantalla), cosa nada sencilla si no se cuenta con las habilidades suficientes para hacerlo. Aunque todos aprendimos en la escuela como escribir, este proceso, por lo regular, ha sido deficiente y pocas veces nos aprestamos a subsanar esta falla, la cual “dejamos para después” sin advertir que el problema nos estalla al cursar la universidad o en la vida laboral. En el nivel superior sufrimos cuando el profesor nos pide un trabajo escrito de tres a cuatro cuartillas sobre cierto tema; ante esta situación gran parte de los estudiantes recurre a “San Google” con el clásico “copy and paste”. Dependiendo del nivel jerárquico en nuestro trabajo, la mala ortografía y redacción puede dar al traste la imagen de que pretendemos formar de nuestra persona en la empresa.

Gracias a las redes sociales, los seres humanos escribimos más, sin embargo, la cantidad está reñida con la calidad. Miles de tuiteros y usuarios de Facebook (amén de otros sitios sociales) suelen escribir con faltas de ortografía, y no me refiero a los clásicos “ola k ase”, “tqm”, “wtf”…, términos tolerados sobre todo en los mensajes de texto por celular, sino a verdaderos descuidos ortográficos que suponen un escaso nivel de preparación de quien redacta.

Lo recomendable es que cualquier texto se escriba correctamente, en la medida de lo posible, y evitemos redactar como si usáramos el lenguaje hablado.

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lunes, 15 de julio de 2013

Las palabras genéricas


Desde hace un buen tiempo, encontramos una gran variedad de productos genéricos: medicinas, partes para auto, de computadoras y, ahora, hasta “palabras genéricas”. Así es, ya que muchos de los productos que consumimos tienen tantos años en el mercado que solemos usamos su nombre comercial para comprar el contenido aunque sea de otro fabricante.

Un caso común es el dulce que pedimos como chicles. Un chicle no es más que la goma de mascar, invento atribuido al norteamericano Thomas Adams, quien en el siglo XIX quiso  fabricar llantas con una sustancia gomosa que extraían los indígenas mexicanos de ciertos árboles. Al fracasar su experimento, recubrió la goma con azúcar y lo vendió como golosina, derivando en un gran éxito comercial. El producto se conoció como Chiclets Adams lanzado por la compañía American Chicle Compay. La palabra chicle es de origen náhuatl de acuerdo con el “Diccionario breve de mexicanismos”: «Chicle. (Del náhuatl tzictli, chictli, de tzicoa 'pegar'.) m. 1. Goma que se obtiene del látex de un árbol (chicozapote, «Achras zapota»). || 2. Dulce que se prepara con esta sustancia, agregándole azúcar y un sabor».

Otro producto es el “chocomil” (Choco Milk), un polvo sabor chocolate lanzado en 1928 por Laboratorios Picot. Es común cuando se desayuna en los mercados públicos pedir un “chocomil” (omitiendo la -k-) con huevos para empezar el día. También es frecuente la preocupación de las jefas de familia que sus hijos no se vayan a la escuela sin haberse tomado su “chocomil”. A pesar de que la bebida se prepara con una marca más barata poco importa, para muchos sigue siendo un “chocomil”.

La leche evaporada, llamada popularmente “carnechon” (Carnation), es producto infaltable para preparar una rica agua de horchata. Las amas de casa no piden al tendero una lata de leche evaporada sino de leche de “carnechon” aunque sea de otro fabricante.

La leche condensada, mejor conocido como “la lechera” (La Lechera), suele agregarse a los churros que venden en el Carnaval de La Paz o en el tianguis Madero. Y que me dice cuando disfruta de su empalagoso sabor con un exquisito raspado, aunque el nevero use una lata de marca libre.

No puedo dejar fuera al “confleis” (Corn Flakes), cereal muy popular desarrollado y patentado por los hermanos Kellogg en 1894. Con el tiempo varias marcas de cereales aparecieron en el mercado, la más fuerte fue Maizoro, que compartió el nombre genérico de “confleis”, sobre todo en Baja California Sur.

Ya que andamos por estas tierras, no podemos olvidar a dos iconos de la media península: el vegal (Veg-all) y la valvita (Val Vita). Las salidas a la playa siempre se acompañan con un buen atún preparado con su “vegal” y mucha mayonesa “besfut”. Y para la sopa lo mejor era darle color un una “valvita”, siempre disponible en la tiendita del barrio. A pesar de la gran variedad de enlatados que actualmente se venden en la ciudad, para nuestra nana o tata todos son Vegal o Val Vita.

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lunes, 8 de julio de 2013

La equis mexicana


Entre las características que distinguen a México de otros países está su nombre, el cual se escribe con equis. Ricardo López Méndez lo resalta en una de las estrofas de su poema
«El credo mexicano»:
“México, creo en ti,
porque escribes tu nombre con la equis
que algo tiene de cruz y de calvario;
porque el águila brava de tu escudo
se divierte jugando a los "volados"
con la vida y, a veces con la muerte”
(…)

Entre los antiguos pobladores de lo que hoy conocemos como México, se encontraban los mexicas (se pronuncia meshicas), un pueblo que conformó un imperio en el territorio mesoamericano. Los antepasados de este grupo de guerreros-sacerdotes fueron los aztecas quienes llegaron al valle de México buscando la “tierra prometida”, cuya señal sería un águila devorando a una serpiente y posada en un nopal. En ese lugar se erigió México-Tenochtitlan capital del imperio mexica.

Existen varias versiones sobre la etimología del nombre de México. Una de ellas dice que proviene del náhuatl Mexictli, palabra compuesta por Metztli (Luna) y Xictli (ombligo o centro) que significa “hijo de la luna” (el padre es el Sol), y el locativo “co”. Se puede traducir como “lugar donde está Mexictli”.

La lengua náhuatl carecía de letras y se representaba con grifos (ideogramas), por ello los europeos escribieron las palabras indígenas de acuerdo con su pronunciación.

Los conquistadores llegaron a América a finales del siglo XVI y durante los primeros tiempos escribieron con equis las palabras náhuatl que se escuchaban como -sh-. Cabe destacar que entre las letras que han tenido una compleja evolución en nuestro idioma se encuentra la equis. Según cuenta la historia, en el español medieval esta letra tenía dos valores fónicos que eran -ks- y -sh-. Se dice que este último evolucionó hasta convertirse en el fonema -j-. En resumen, la grafía equis medieval representaba tres sonidos: -ks-, -sh- y -j-.

Lo complejo del español mexicano es que la equis (en las palabras derivadas del náhuatl) tiene cuatro valores fónicos que son -ks-, -sh-, -j- y -s-. Van algunos ejemplos: nixtamal (nikstamal), Ixhuacán (ikshuacán), Tuxtepec (tukstepec), Tlaxcala (tlakscala), Mixcoac (mikscoac); Xola (shola), Xicalango (shicalango), mexica (meshica); México (Méjico), Oaxaca (oajaca), Texas (tejas); Xochimilco (sochimilco).

En 1815 la ortografía académica limitó el valor fónico de la equis al que actualmente conocemos (-ks-) así que todas las palabras que se habían escrito con equis pasaron a representarse con -j-: Xalisco por Jalisco, Mexía por Mejía, Xavier por Javier, etcétera.

Por lógica, el nombre de México debió adecuarse a Méjico, así que varios personajes importantes de nuestra historia, en el siglo XIX, comenzaron a escribirlo con jota, sin embargo otro grupo de ilustrados decidió no hacer cambios, pues sintieron que con la equis destacaban la identidad prehispánica. Por ello se decidió conservar la grafía antigua y mantenerla contra viento y marea. En algunos lugares del mundo quisieron ignorar tal deseo y el gobierno nacional llegó incluso a devolver la correspondencia que estuviera rotulada como Méjico.

Aunque las Academias de la Lengua aceptan como validas Méjico, Oajaca y Tejas, recomiendan escribirlas con equis por ser mayormente aceptadas y conforme a la tradición ortográfica de nuestro país.

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