lunes, 29 de abril de 2013

Libros, hábitos y políticos



La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco  por sus siglas en inglés) promulgó el 23 de abril como fecha para conmemorar el Día Internacional del Libro cuyo objetivo, entre otros, es fomentar la lectura. Leer es una capacidad que el ser humano ha desarrollado y perfeccionado a través tiempo: le dio un valor fónico y gráfico a ciertos signos, los reestructuró de manera lógica y estableció reglas para su interpretación y reproducción. La lectura y escritura son lo que nos hace humanos.

Tristemente nuestro país está catalogado como una nación de pocos lectores. De acuerdo con algunas cifras del 2012, se calcula que el 53.8 % de la población no lee, cuando en el 2006 era solo del 44 por ciento, es decir se incrementó este porcentaje. Tomando datos de la encuesta que hizo Conaculta, las razones para no leer son: 69.0 por ciento por falta de tiempo, 30.4 por no tener el gusto y el 14.6 dijo que por la falta de recursos.

Es verdad que el actual modo de vida, tan dinámico y estresante, no da tiempo para este placer, sin embargo, cuando se tiene gusto por algo siempre existirá el modo de hacerle campo. Y a ese “gusto” le llamamos hábito.

El hábito es “el modo especial de proceder o conducirse adquirido por repetición de actos iguales o semejantes, u originado por tendencias instintivas” y una forma de adquirirlos es a través del ejemplo. Por ello la mayoría los hábitos de la lectura nacen en el núcleo familiar y algunos pocos se desarrollan en la escuela. Si en nuestra familiar se fuma o bebe, es muy probable que los niños de adultos sigan ese ejemplo. Lo correcto o incorrecto (o lo bueno y lo malo) se aprende en familia y se perfecciona en la sociedad. La ventaja –o desventaja– de los hábitos es que nunca se es demasiado viejo para adquirirlos.

El gusto por la lectura trae consigo algunos beneficios: se posee 40 veces más palabras para expresarse; podemos simbolizar la realidad; se comprenden mejor otras materias; resulta más fácil adquirir un segundo idioma.

Es preocupante cuando la población en general no ha desarrollado ese hábito, pero es alarmante cuando muchos de nuestros funcionarios y dirigentes se encuentran en ese grupo. En un video de ADN Político se le pregunta a un grupo de diputados federales, entre ellos uno de BCS, sobre tres libros que marcaron su vida y las respuestas que dieron son simplemente el reflejo de la realidad en nuestro país. Lo que dijo una diputada me llamó la atención: “… o te dedicas a ser dirigente social, o te dedicas a hacer propuestas, o te dedicas a hacer política o te dedicas a leer”. Considero que la señora tiene una visión equivocada sobre “dedicarse a leer”, porque con la lectura podemos ser mejores dirigentes sociales, presentar buenas propuestas o convertirnos en excelentes políticos.

La lectura se fomenta en la familia, se alienta en la escuela y la sociedad la mantiene. Las autoridades tienen la obligación de crear estrategias para incrementar a los lectores a través de políticas públicas bien estructuradas y no sólo con ocurrencias sexenales.

Twitter: @gerardocejag

lunes, 22 de abril de 2013

“El cadáver fue encontrado muerto”



Al redactar o reportear noticias policiacas a veces suele haber errores como el que aparece encabezando este artículo; a esto se le conoce como pleonasmo y no es más que la repetición innecesaria de palabras con el mismo significado. Además de los pleonasmos solemos encontrar otras fallas semánticas que por su constante uso las asumimos como correctas.

“Dos cadáveres totalmente calcinados fueron encontrados sin vida en un paraje desolado”, en esta oración descubrimos un par de errores: el primero “cadáveres sin vida”; el segundo es “totalmente calcinados”. Calcinar es: “Abrasar por completo, especialmente por el fuego” de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), por lo que es redundante usar “totalmente”. Pero también la palabra “calcinar” es inapropiada pues además significa: “Reducir a cal viva los minerales calcáreos, privándolos del ácido carbónico por el fuego” algo que se puede hacer con cualquier cuerpo no orgánico, como un auto; sin embargo, para los seres vivos lo más apropiado sería “carbonizar” que es: “Reducir a carbón un cuerpo orgánico”. Lo ideal hubiera sido redactar: “Dos cadáveres carbonizados fueron encontrados en un paraje desolado”.

“Los sicarios le dieron cinco balazos cuando abordaba su camioneta” por desgracia un encabezado muy común en México. Hay que recordar que los balazos no se dan, sino que se reciben, así que los sicarios pudieron darle “cinco tiros” o la persona recibir “cinco balazos”. Tampoco es adecuado decir “fue muerto de cinco balazos” (sería mejor tiros o disparos), pero sí “fue encontrarlo muerto con cinco balazos”. Los balazos no se oyen: “Sonaron cinco balazos”, “escuché cinco balazos”, más bien: “Sonaron cinco disparos”, “escuché cinco tiros”.
“La policía abatió a los delincuentes” se suele utilizar cuando los hampones fueron muertos por lo disparos de las fuerzas del orden, sin embargo, “abatir” significa: “Derribar, derrocar, echar por tierra” y no matar. Se puede abatir a una persona dándole un tiro en la pierna o con una piedra en la cabeza. Aunque se acepta en sentido figurado de “matar” o “asesinar”, se ha llegado a abusar de él en las noticias.

Escribir “Los soldados asesinaron en un enfrentamiento a cinco presuntos delincuentes”, es incorrecto si los hechos de dieron cuando un grupo de soldados se defendieron de unos atacantes y en la refriega murieron los agresores, lo que en este caso debió escribirse “mataron”, porque “asesinar” significa: “Quitar la vida a alguien con premeditación, alevosía y ventaja”. Pero es correcto cuando: “Los criminales asesinaron al cantante cuando finalizó el concierto”.

En notas encabezas así: “Se le encontró un paquete conteniendo hierba verde” el error está en el gerundio “conteniendo” porque aparece como adjetivo de “paquete” cuando el gerundio -básicamente- se usa como un auxiliar del verbo, es decir funciona como adverbio. Lo correcto es cambiar el gerundio por el pronombre relativo “que” y poner el verbo “contener” en pretérito imperfecto o copretérito: “Se le encontró un paquete que contenía hierba verde”.

En los boletines policiacos es común ver redactado: “En un recorrido de sobrevigilancia, los elementos observaron a una persona del sexo masculino…”. No está por demás aclarar que “del sexo masculino” le da un significado distinto a lo que en realidad se quiere expresar, así que lo recomendable es remplazarlo por “de sexo masculino”: “En un recorrido de sobrevigilancia, los elementos observaron a una persona de sexo masculino…” donde se especifica claramente que la persona es de sexo masculino, que a diferencia de la primera dice que observaban el sexo de la persona.

Twitter: @gerardocejag
http://cuestiondeestilobcs.blogspot.mx/

lunes, 15 de abril de 2013

Se escucha igual, pero es diferente



Si oye “un día crítico” y “un diacrítico” ¿notaría la diferencia? Quizá sí, siempre y cuando se pronuncien correctamente los acentos. Los acentos (tan poco usados en las redes sociales) son de suma importancia en la ortografía porque nos permiten conocer el significado exacto de las palabras, por ejemplo: hábito (vestido o traje que usan los religiosos y religiosas), habito (verbo habitar conjugado en primera persona en presente indicativo) y habitó (el mismo verbo, pero en pretérito conjugado en tercera persona). La tilde -esa “rayita” que aparece en las vocales- es la representación gráfica del acento prosódico y su colocación o ausencia depende de las reglas ortográficas las cuales conviene dominarlas.

Hay un grupo de palabras que se pronuncian y se escriben igual, pero su significado es distinto, así que para diferenciarlas nos apoyamos en el acento diacrítico:
Se/Sé: pronombre reflexivo personal/verbo ser.
El/Él: artículo/ pronombre personal.
Tu/Tú: adjetivo posesivo/pronombre personal.
Te/Té: pronombre personal/bebida aromática.
Mi/Mí: adjetivo posesivo; nota musical/pronombre personal.
De/Dé: preposición/verbo dar.
Aun/Aún: adverbio que significa: hasta, también, incluso o siquiera/todavía.
Si/Sí: conjunción condicional; nota musical/adverbio de afirmación.
Mas/Más: equivale a pero/adverbio de cantidad o comparación.

Recientemente la nueva “Ortografía de la lengua española” dejó fuera a la “o” diacrítica, la cual se colocaba entre números (2 ó 3 personas), porque con los nuevos programas de cómputo ya no cabe este error. También la palabra “solo” deja parcialmente este grupo, ya que se acepta su acentuación siempre y cuando el contexto donde se escribe se preste a una confusión.

La tilde diacrítica se usa además en los interrogativos y exclamativos cuando por su función así lo requieran: adónde, cómo, cuál, cuán, cuándo, cuándo, dónde, qué y quién. Ya sea cuando llevan signos de admiración (estilo directo) o cuando tiene significado de pregunta aunque no lleve los signos respectivos (estilo indirecto).

Las Academias de la Lengua Española establecieron reglas para un grupo de monosílabas que deben llevar tilde diacrítica, cualquier otra palabra de una sola sílaba no se acentúan (fe, fue, vi, ti, dio, ni, fui). Sin embargo, en casos de ambigüedad como “Tú ve por esa puerta y yo, por la otra”, donde no sabemos a qué verbo se refiere, si a “ir” o “ver”; o en “El agua para la sed” en que “para” podría se verbo o preposición, ¿cabría el acento diacrítico? La ortografía actual no lo permite, solo acepta al grupo ya referido, aunque no dudo que los académicos podrían considerar ampliar la lista de monosílabos si hay razones de peso para hacerlo. Así que por mientras, lo mejor es usar palabras más específicas o concretas sobre lo que deseamos expresar: “Tú mira por esa puerta y yo, por la otra” / “Tú entra por esa puerta y yo, por la otra”; “El agua contra la sed” / “El agua sacia la sed”.

Twitter: @gerardocejag

lunes, 8 de abril de 2013

La letra H y sus bemoles



Algunas personas consideran que la letra H es un estorbo y su escritura está de más. Sin embargo, es tan importante como las 26 letras restantes del abecedario. La vigencia de la H en nuestra lengua se debe a varios motivos, uno de ellos es porque se derivan de palabras con etimología latina como: anhelar, hiedra, hoy, exhibir; también de préstamos de otras lenguas como el árabe: alcohol, alhaja, almohada, harén; del francés: hotel, hangar, higiene: del inglés: hamburguesa, hurra; y las lenguas amerindias: hamaca, huracán o huarache.

A través del tiempo nuestra letra reemplazó a la F en distintas palabras. Por ejemplo, en el español antiguo hasta entrado el siglo XVI encontramos palabras como: fablar, figo, falcones o fermosa, que actualmente escribimos así: hablar, higo, halcones o hermosa. Constancia de ello vemos en libros como el “Poema del mio Cid” o el “Amadís de Gaula”.

La H ha servido en el pasado para evitar confusiones, ya que hubo una época en que la U se representaba gráficamente como V -porque no se había incorporado aún al alfabeto- lo que sin duda generaba un error cuando se escribía “veso” (beso) y se quería decir véso (hueso).

A veces con los diptongos ua/ue/ui la H suele ser cambiada por G: huevo, hueso, hueco se pronuncian güevo, güeso, güeco y por desgracias resulta muy seguido. Sin embargo, en otras palabras podemos poner H o G: marihuana o mariguana, hierba o yerba, todas son aceptadas solo se recomienda que no se usen indistintamente en el mismo escrito. Una de las palabras que suele causar duda al escribir es “jalar”. Esta grafía se acepta también con H (halar), depende de la región donde se use.

Curiosamente, nuestra letra hace que una palabra con un mismo valor semántico se escriba diferente, como el verbo oler: olí, olía, oleremos/huelo, huelan, huelen.

La H también nos ayuda a distinguir dos verbos que fonéticamente son iguales: aprehender y aprender.

Cuando la H “suena” en nuestro idioma es porque las palabras son préstamos recientes de otras lenguas: haiku, hachís, hámster, hándicap. Nombre de países: Hong Kong, Hanói, Hawai, Honolulu, Helsinki, Doha. O nombres de personas y apellidos: Hitler y Hegel.

Sin duda, la H es una letra muy versátil y útil, pero la desventaja es que su uso genera muchas dudas, ya sea por la etimología, los cambios sufridos a través del tiempo o por ser préstamos. La “Ortografía de la lengua española” nos ofrece notas orientadoras sobre su uso, pero si aún así no estamos seguros, el diccionario nos puede resolver el problema.

Twitter: @gerardocejag

lunes, 1 de abril de 2013

Los sustantivos son plurales, pero no democráticos


Los sustantivos nos sirven para designar a personas, cosas, cualidades físicas o morales, acciones y estados, además, a diferencia de los adverbios, podemos pluralizarlos.

El plural se forma agregando la terminación “s”: amigo/amigos; libro/libros. Si el sustantivo termina en consonante se agrega la terminación “es”: reloj/relojes; pan/panes. En caso de termina en “z” entonces cambia por “c”: pez/peces; coz/coces.

Pero ¿si la palabra termina en “s”?, por ejemplo, el día lunes, ¿debería escribir “luness” o “luneses”? Aquí nos servimos de un adjetivo, como “los” para indicar que es plural: “los lunes voy a firmar al Cereso”.

Decir: “los años ochentas” es un error ya que los números no se pueden pluralizar. También es incorrecto escribir “los años 80´s”, porque el apóstrofo (´) ya no tiene vigencia en el español, aunque se sigue utilizando en la lengua inglesa, pero en la nuestra resulta un arcaísmo.

Por economía en el lenguaje, se suele abreviar las palabras, pero también en estos casos podemos pluralizarlas, agregando una “s” o “es” cuando la abreviación la forman más de una letra: vol./vols.; dr./dres. En caso de estar formada por solo una letra, esta se duplica: P. (página)/PP. (páginas); F. C. (ferrocarril)/FF. CC. (ferrocarriles); C. (ciudadano)/ CC. (ciudadanos). Cuando nos referimos a Estados Unidos la abreviación deberá ser EE. UU. y no USA.

Otro tipo de abreviación es cuando usamos siglas o acrónimos: Cibnor, ONU, Unesco, ONG. En estos casos no se pueden pluralizar todas las siglas, porque generalmente son instituciones únicas; sin embargo existen casos como ONG o Cibnor, que en un momento dado sí podemos hablar de ellas en plural, para esto nos apoyamos en un artículo: las ONG; los Cibnor. De ninguna manera se debe agregar apóstrofo y “s” (ONG´s, Cibnor´s).

Cuando tenemos dos sustantivos que forman un término compuesto, se aplica el plural al primer elemento del término: hombre rana/hombres rana; coche cama/coches cama; medalla de oro/medallas de oro. Aunque no es correcto decir: ganó dos oros, haciendo referencia a dos medallas de ese metal, el término ha ganado adeptos y empieza a ser aceptado.


Twitter: @gerardocejag
http://cuestiondeestilobcs.blogspot.mx/