martes, 23 de julio de 2013

Hablar y escribir


El habla es una capacidad humana que permite comunicarnos. La escritura es, por así llamarla, una extensión del habla, pero que puede perdurar a través del tiempo. No en balde las frases: “Las palabras se las lleva el viento” y “papelito habla”.

Los diferentes tonos de voz que escuchamos nos ayudan a distinguir el tipo de conversación y el estado de ánimo del interlocutor. Cuando charlamos con otra persona no solo utilizamos la voz, sino, además, apoyamos nuestro diálogo con gesticulaciones, movimientos de manos y del cuerpo, así pues los ojos, cejas, boca y lengua son muy importantes durante el diálogo y ayudan a complementar lo que decimos. De las manos, ni hablar, pues permiten explicar dimensiones, extensiones,  lugares y formas que las palabras pocas veces pueden expresar.

En la escritura no podemos hacer uso de tonos de voz, cara y manos para enriquecer la narración, sin embargo, la puntuación suple esa acción. El punto, la coma, el punto y coma, los dos puntos, los puntos suspensivos, los signos de interrogación y exclamación, el paréntesis, los corchetes, raya y comillas son elementos con los que damos viveza a nuestro escrito. Por ello, es importante saber como usarlos.

Un escrito tiene fines distintos. Puede ser para entretener, hacer reflexionar, divulgar un conocimiento, para enamorar o simplemente enviar un mensaje de relativa importancia. Para que cualquier texto sea comprendido cabalmente, se necesita que el escritor y receptor conozcan los elementos semánticos, gramaticales y ortográficos necesarios para que la idea se entienda, de otro modo la comunicación se rompe.

Escribir equivale a plasmar nuestro pensamiento en papel (o en pantalla), cosa nada sencilla si no se cuenta con las habilidades suficientes para hacerlo. Aunque todos aprendimos en la escuela como escribir, este proceso, por lo regular, ha sido deficiente y pocas veces nos aprestamos a subsanar esta falla, la cual “dejamos para después” sin advertir que el problema nos estalla al cursar la universidad o en la vida laboral. En el nivel superior sufrimos cuando el profesor nos pide un trabajo escrito de tres a cuatro cuartillas sobre cierto tema; ante esta situación gran parte de los estudiantes recurre a “San Google” con el clásico “copy and paste”. Dependiendo del nivel jerárquico en nuestro trabajo, la mala ortografía y redacción puede dar al traste la imagen de que pretendemos formar de nuestra persona en la empresa.

Gracias a las redes sociales, los seres humanos escribimos más, sin embargo, la cantidad está reñida con la calidad. Miles de tuiteros y usuarios de Facebook (amén de otros sitios sociales) suelen escribir con faltas de ortografía, y no me refiero a los clásicos “ola k ase”, “tqm”, “wtf”…, términos tolerados sobre todo en los mensajes de texto por celular, sino a verdaderos descuidos ortográficos que suponen un escaso nivel de preparación de quien redacta.

Lo recomendable es que cualquier texto se escriba correctamente, en la medida de lo posible, y evitemos redactar como si usáramos el lenguaje hablado.

Twitter: @gerardocejag
http://cuestiondeestilobcs.blogspot.mx/

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