lunes, 7 de enero de 2013

Español, castellano y los -ismos


En primer lugar, ¿cuál es la diferencia entre español y castellano?, la respuesta es ninguna. Porque ambos términos definen a la misma lengua que hablamos los latinoamericanos y españoles. En España, además del español, existen otras lenguas como el vasco, el catalán, el valenciano y el gallego (por nombrar algunas) que son comunidades autónomas. Así pues, estos hablantes bilingües prefieren el término castellano al de español por cuestiones de identidad.

Los orígenes del idioma español son remotos. Los iberos, celtas y fenicios fueron los primeros pobladores de lo que hoy conocemos como la península Ibérica. La cultura y lengua de esos y otros pueblos se comenzaron a mezclar, pero cuando en realidad se dio una unidad lingüística fue con la llegada de los romanos. Roma inició la conquista en esta parte del mundo en el año 206 a. n e. y el mayor aporte que recibieron los conquistados fue la lengua romana.

El latín, influenciado en parte por el griego, se convirtió, propiamente dicho, en el idioma universal. Como en toda buena familia, existieron dos clases de latín: el culto y el vulgar. El primero era usado por los escritores y gente preparada; el vulgar era hablado por el pueblo y fue el que se impuso en todas las colonias. Así pues, el latín vulgar iba adquiriendo diferentes matices de expresión debido a la época y lugar de la conquista, la lejanía de la Metrópoli, etcétera. Con la caída del Imperio romano (siglo V) y la invasión de otros pueblos como los germanos, visigodos y árabes, el latín vulgar derivó en lo que llamamos lenguas romances, románicas o neolatinas, y acabó con el latín clásico, que hoy día está considerado una lengua muerta.

Después del desmoronamiento de Roma, se sucedieron una larga serie de luchas entre varios pueblos. Los invasores más fuertes lograron establecerse y consolidar su poder, dando paso a pequeños reinos, que con el tiempo fueron formando alianzas entre ellos, ya sea por uniones matrimoniales o conquistas.

Castilla, un pequeño reino de la región de España, reinició la reconquista contra los árabes o moros. Fue adquiriendo poder político, económico y militar que se extendió al sur, este y oeste, sometiendo a otras monarquías y con el dominio consolidado impuso su dialecto en la península Ibérica. De esta forma, el castellano adquiere la calidad de lengua en el siglo XIII, con Alfonso X el Sabio; y en el siglo XV era ya considerada el idioma de España.

En 1713, nace la Real Academia Española, la cual enmienda la antigua definición de castellano que decía: “Idioma castellano, lengua nacional de España” por “Español, lengua española”.

El –ismo es un sufijo con el que formamos los mexicanismos, peruanismo colombianismos españolismos…, estos términos nos sirven para identificar palabras propias que se usan en determinado país, muy diferentes a los regionalismos que son vocablos más locales. Hace poco las Academias de la Lengua aceptaron estadounidismo porque en ese país la lengua española ha ganado mucho peso. Un ejemplo de estadounidismo es “emergencias” que en México usamos como “urgencias” en los hospitales. También “departamento”, que en nuestro país equivale a “secretaría”. En naciones centroamericanas son los “departamentos” lo que para nosotros son los “estados”.

Twitter: @gerardocejag
http://cuestiondeestilobcs.blogspot.mx/

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