martes, 29 de abril de 2014

La desaparición de la coma


En el artículo de Luis Alemany Madrid, que me hizo llegar Gary (un buen compañero en el oficio de escribir), titulado “Sobre las comas”, nos dice que el profesor John McWhorter, de la Universidad de Columbia, predice la desaparición de este signo gramatical y que no pasará nada con el idioma y, según él, funcionará perfectamente.

Este signo de puntuación se usa muy poco en la telefonía móvil, los correos electrónicos o las redes sociales y a pesar de ello logramos comprender el mensaje recibido. ¿Lo anterior es un preámbulo de lo que pronostica el profesor McWhorter? ¿Las nuevas tecnologías son las culpables de que la coma sea como el apéndice humana? ¿Es realmente innecesaria?

La coma es uno de los signos de puntuación que más dudas plantea en su uso. La “Ortografía de la lengua española” ocupa 49 páginas para explicar las normas que la rigen. Además la coma tiene un uso no lingüístico que es la de separador decimal de las expresiones numéricas escritas con cifras, utilizado en algunos países sudamericanos y europeos, así como en Estados Unidos y Canadá.

El doctor Gabriel Rovira Vázquez, catedrático de la Universidad Autónoma de Baja California Sur y antiguo profesor mío, explica en su libro “Redacción compleja”, que todo alumno que ingresa a la universidad “debe conocer, memorizar y ejercitar hasta la automatización otras habilidades  aún más básicas como la ortografía, la coherencia lógica y global, las estrategias básicas para la elaboración de textos en el nivel de oraciones, párrafos e índices y los hábitos para aprender nuevo léxico”. Sin embargo, muchos estudiantes apenas conocen las reglas de acentuación y una leve referencia sobre el uso de los signos de puntuación.

Dado los antecedentes, muchas personas estarían de acuerdo y apoyarían para que la coma desapareciera,  dada por su extensión y “complicación”. Pero antes de que se dé un paso en falso me permití transcribir algunos ejemplos que encontré en las redes sociales, los cuales nos ilustrarán la manera en que una simple coma puede cambiar el significado de una oración.

“Vamos a comer niños”.
“Vamos a comer, niños”.

“No espere”.
“No, espere”.

“Vamos a perder, poco se resolvió”.
“Vamos a perder poco, se resolvió”.

“No queremos saber”.
“No, queremos saber”.

“¡No tenga clemencia!”
“¡No, tenga clemencia!”

Uno atribuido a Julio Cortázar:
“Si el hombre supiera realmente el valor que tiene la mujer andaría a cuatro patas en su búsqueda”. Pruebe colocando una coma después de «mujer» y posteriormente hágalo en «tiene» y descubrirá dos significados distintos.

Twitter: @gerardocejag
http://cuestiondeestilobcs.blogspot.mx/

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