El jueves 17 de abril murió el escritor Gabriel García Márquez, una
figura central de la cultura latinoamericana. Gabo, como también era conocido,
estuvo inmerso en varias polémicas, una de las más memorables fue en la
inauguración del I Congreso Internacional de la Lengua Española en
Zacatecas en 1997 donde leyó su discurso “Botella al mar para el dios de las
palabras”, en el cual sugiere la simplificación de la gramática y la jubilación
de la ortografía.
Dijo García Márquez que el
español es una lengua con mucha vitalidad, dinámica creativa, de vasta
experiencia cultural, rapidez y fuerza de expansión; en pocas palabras “… una
lengua que desde hace tiempo no cabe en su pellejo”. Pidió liberarla de sus
fierros normativos (la gramática y la ortografía) para que con la llegada del
año 2000 “entrara como Pedro por su casa”. El premio nobel en aquel momento expresó:
“Humanicemos sus leyes, aprendamos de las lenguas indígenas a las que tanto
debemos lo mucho que tienen todavía para enseñarnos y enriquecernos, asimilemos
pronto y bien los neologismos técnicos y científicos antes de que se nos
infiltren sin digerir, negociemos de buen corazón con los gerundios bárbaros,
los qués endémicos, el dequeísmo parasitario, y devuélvamos al subjuntivo
presente el esplendor de sus esdrújulas: váyamos en vez de vayamos, cántemos en
vez de cantemos, o el armonioso muéramos en vez del siniestro muramos.
Jubilemos la ortografía, terror del ser humano desde la cuna: enterremos las haches
rupestres, firmemos un tratado de límites entre la ge y jota, y pongamos más
uso de razón en los acentos escritos, que al fin y al cabo nadie ha de leer
lagrima donde diga lágrima ni confundirá revólver con revolver. ¿Y qué de
nuestra be de burro y nuestra ve de vaca, que los abuelos españoles nos
trajeron como si fueran dos y siempre sobra una?”.
Los académicos
aplaudieron las palabras del colombiano, sin embargo, no tomaron en cuenta sus
sugerencias, pues por más de tres siglos se han dedicado a forjar los fierros
normativos de la lengua y no iban a tirar tanto trabajo por la borda. Pero la
verdadera intención del nacido en el municipio de Aracataca era evitar la
severidad de los lingüistas en contra de los internautas. Gabo fue un
visionario al prever, diez años antes, como se usaría la lengua en las redes
sociales.
Descanse en paz
este genio del realismo mágico.
Twitter: @gerardocejag
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