Si oye “un día
crítico” y “un diacrítico” ¿notaría la diferencia? Quizá sí, siempre y cuando
se pronuncien correctamente los acentos. Los acentos (tan poco usados en las
redes sociales) son de suma importancia en la ortografía porque nos permiten
conocer el significado exacto de las palabras, por ejemplo: hábito (vestido o
traje que usan los religiosos y religiosas), habito (verbo habitar conjugado en
primera persona en presente indicativo) y habitó (el mismo verbo, pero en
pretérito conjugado en tercera persona). La tilde -esa “rayita” que aparece en
las vocales- es la representación gráfica del acento prosódico y su colocación
o ausencia depende de las reglas ortográficas las cuales conviene dominarlas.
Hay un grupo de
palabras que se pronuncian y se escriben igual, pero su significado es
distinto, así que para diferenciarlas nos apoyamos en el acento diacrítico:
Se/Sé: pronombre
reflexivo personal/verbo ser.
El/Él: artículo/
pronombre personal.
Tu/Tú: adjetivo
posesivo/pronombre personal.
Te/Té: pronombre
personal/bebida aromática.
Mi/Mí: adjetivo
posesivo; nota musical/pronombre personal.
De/Dé:
preposición/verbo dar.
Aun/Aún: adverbio que
significa: hasta, también, incluso o siquiera/todavía.
Si/Sí: conjunción
condicional; nota musical/adverbio de afirmación.
Mas/Más: equivale a
pero/adverbio de cantidad o comparación.
Recientemente la
nueva “Ortografía de la lengua española” dejó fuera a la “o” diacrítica, la
cual se colocaba entre números (2 ó 3 personas), porque con los nuevos
programas de cómputo ya no cabe este error. También la palabra “solo” deja
parcialmente este grupo, ya que se acepta su acentuación siempre y cuando el
contexto donde se escribe se preste a una confusión.
La tilde diacrítica se
usa además en los interrogativos y exclamativos cuando por su función así lo requieran: adónde, cómo, cuál, cuán,
cuándo, cuándo, dónde, qué y quién.
Ya sea cuando llevan signos de admiración (estilo directo) o cuando tiene
significado de pregunta aunque no lleve los signos respectivos (estilo
indirecto).
Las Academias de la Lengua Española establecieron reglas
para un grupo de monosílabas que deben llevar tilde diacrítica, cualquier otra
palabra de una sola sílaba no se acentúan (fe, fue, vi, ti, dio, ni, fui). Sin
embargo, en casos de ambigüedad como “Tú ve por esa puerta y yo, por la otra”, donde
no sabemos a qué verbo se refiere, si a “ir” o “ver”; o en “El agua para la
sed” en que “para” podría se verbo o preposición, ¿cabría el acento diacrítico?
La ortografía actual no lo permite, solo acepta al grupo ya referido, aunque no
dudo que los académicos podrían considerar ampliar la lista de monosílabos si
hay razones de peso para hacerlo. Así que por mientras, lo mejor es usar
palabras más específicas o concretas sobre lo que deseamos expresar: “Tú mira
por esa puerta y yo, por la otra” / “Tú entra por esa puerta y yo, por la otra”;
“El agua contra la sed” / “El agua sacia la sed”.
Twitter:
@gerardocejag
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