En México
celebramos el Día de Muertos el 2 de noviembre. En esa fecha muchas familias
visitan los panteones para estar con sus seres queridos. Llevan comida, música
y pasan la noche ahí.
La
veneración a los muertos es una tradición que se remonta a tiempos
prehispánicos. Con la llegada de los conquistadores castellanos este ritual
varió un poco. Los misioneros lo aprovecharon para enseñar la doctrina
cristiana, haciendo adaptaciones que aún se conservan.
La definición
más sencilla de muerte es “cesación o
término de la vida”, según expone el diccionario de la Real Academia Española (DRAE). Para
que la vida cese se requiere quitarla de algún modo. Aquí expongo una breve
descripción de palabras relacionadas con “muerte”.
En nuestra convulsionada y violenta sociedad, la Muerte está más presente que
nunca y el homicidio es la forma más común actualmente. El
homicidio se define como “muerte causada a una persona por otra”, compuesta por
la raíz latina “homo” que significa “hombre” (entendámoslo como “semejante”, ya
que incluye también a la mujer), y la terminación “-cidio” proveniente del
verbo latino “caedere”, que significa “matar”.
Si una persona mata a otra, entonces es un
homicidio, pero no precisamente un asesinato. Asesinar es “matar a alguien con
premeditación, alevosía y ventaja”. Si la muerte se produce por un accidente o
en ciertas circunstancias no podemos calificarla de “asesinato”. Por ejemplo,
“En un enfrentamiento, fuerzas del orden asesinaron a cinco delincuentes” es
incorrecto ya que la muerte de los delincuentes fue producto del enfrentamiento
y no de una conspiración de los uniformados; lo recomendable es “En un
enfrentamiento, fuerzas del orden mataron a cinco delincuentes”.
Matar a un animal no puede ser catalogado como
homicidio, pero sí como un asesinato. Se han registrado hechos donde la muerte
de perros, por ejemplo, se realiza con saña, extremada crueldad y divertimento.
Matar por necesidad alimentaria se puede definir como “sacrificar”.
Ya son comunes las notas periodísticas que dan
cuenta de los homicidios violentos registrados en La Paz y en cuyos encabezados suelen
usar la palabra “ejecuciones”: “Llega a 27 la cifra de personas ejecutadas”. El
término “ejecución” hace referencia a las presuntas acciones de grupos
criminales que matan a miembros de pandillas rivales, ya sea con ráfagas de
tiros, balazos en la cabeza o alguna otra forma brutal. Aunque esta palabra ya
forma parte del léxico periodístico, no está de más aclarar su significado.
“Ejecutar” se define como “dar muerte al reo condenado a ella”, es decir, que
alguna autoridad legal haya dictado sentencia contra alguien. Una “ejecución
extrajudicial” es cuando la autoridad, sin juicio de por medio, mata a
ciudadanos por cuestiones políticas o sociales. Los narcos son autoridad de
facto, por su fuerza y poder económico, sin embargo, nada los legitima, por
ello las sentencias de muerte en contra de sus rivales carecen de valor
judicial, por ello lo más puntual sería decir “asesinadas” ya que los homicidas
actuaron con premeditación, alevosía y ventaja.
Algunos medios de comunicación suelen usar en sus
notas el eufemismo “abatir” para referirse a “muerte”. Así pues, es frecuente
encontrar información como “Los militares abatieron a tres criminales”. Siendo
puntuales, “abatir” no significa en ningún momento “muerte”, sino “derribar,
derrocar, echar por tierra”. De otro modo no estamos seguros si solo los
criminales fueron heridos y capturados o terminaron muertos.
Cuando la persona pierde la vida se convierte en un
“cadáver”, es decir un “cuerpo muerto”. De ahí la importancia de clarificar
cuando se dice que “fueron encontrados 20 cuerpos en dos fosas clandestinas”
porque dicha información está incompleta. Cabría mejor “fueron encontrados 20
cuerpos sin vida en dos fosas clandestinas” o “fueron encontrados 20 cadáveres
en dos fosas clandestinas”.
En el caso anterior, si las personas fueron
torturadas y después asesinadas podemos hablar propiamente de “occisos” (muerto
violentamente). No así si la muerte fuera producto de un mal de salud u otro
donde no hubo violencia: “Se confirmó que la persona murió por un ataque al
corazón. El occiso fue levantado por los socorristas y llevado al Semefo
local”; lo adecuado debió ser: “Se confirmó que la persona murió por un ataque
al corazón. El cadáver fue levantado por los socorristas y llevado al Semefo
local”.
Aunque fallecido, finado y difunto significan
muerte, el uso de cada uno dependerá del contexto de lo que se quiera expresar.
“Fallecer” es “morir, «llegar a
término de la vida»” y puede referirse
a cualquier ser vivo: “El perro falleció por moquillo”. “Finando” significa «persona muerta» y solo aplicado para seres humanos: “El finado era un excelente ser
humano”. “Difunto” se registra como «dicho
de una persona: muerta (que ha perdido la vida)»: “Recordemos al difunto Felipe en nuestras oraciones”.
La vida se debe de disfrutar porque no es eterna, recordemos
que empezamos a morir desde que nacemos.
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@gerardocejag