El habla es una capacidad humana que permite
comunicarnos. La escritura es, por así llamarla, una extensión del habla, pero
que puede perdurar a través del tiempo. No en balde las frases: “Las palabras
se las lleva el viento” y “papelito habla”.
Los diferentes tonos de voz que escuchamos
nos ayudan a distinguir el tipo de conversación y el estado de ánimo del
interlocutor. Cuando charlamos con otra persona no solo utilizamos la voz,
sino, además, apoyamos nuestro diálogo con gesticulaciones, movimientos de
manos y del cuerpo, así pues los ojos, cejas, boca y lengua son muy importantes
durante el diálogo y ayudan a complementar lo que decimos. De las manos, ni
hablar, pues permiten explicar dimensiones, extensiones, lugares y formas que las palabras pocas veces
pueden expresar.
En la escritura no podemos hacer uso de tonos
de voz, cara y manos para enriquecer la narración, sin embargo, la puntuación
suple esa acción. El punto, la coma, el punto y coma, los dos puntos, los puntos
suspensivos, los signos de interrogación y exclamación, el paréntesis, los corchetes,
raya y comillas son elementos con los que damos viveza a nuestro escrito. Por
ello, es importante saber como usarlos.
Un escrito tiene fines distintos. Puede ser
para entretener, hacer reflexionar, divulgar un conocimiento, para enamorar o
simplemente enviar un mensaje de relativa importancia. Para que cualquier texto
sea comprendido cabalmente, se necesita que el escritor y receptor conozcan los
elementos semánticos, gramaticales y ortográficos necesarios para que la idea
se entienda, de otro modo la comunicación se rompe.
Escribir equivale a plasmar nuestro
pensamiento en papel (o en pantalla), cosa nada sencilla si no se cuenta con
las habilidades suficientes para hacerlo. Aunque todos aprendimos en la escuela
como escribir, este proceso, por lo regular, ha sido deficiente y pocas veces
nos aprestamos a subsanar esta falla, la cual “dejamos para después” sin
advertir que el problema nos estalla al cursar la universidad o en la vida
laboral. En el nivel superior sufrimos cuando el profesor nos pide un trabajo
escrito de tres a cuatro cuartillas sobre cierto tema; ante esta situación gran
parte de los estudiantes recurre a “San Google” con el clásico “copy and
paste”. Dependiendo del nivel jerárquico en nuestro trabajo, la mala ortografía
y redacción puede dar al traste la imagen de que pretendemos formar de nuestra
persona en la empresa.
Gracias a las redes sociales, los seres
humanos escribimos más, sin embargo, la cantidad está reñida con la calidad. Miles
de tuiteros y usuarios de Facebook (amén de otros sitios sociales) suelen
escribir con faltas de ortografía, y no me refiero a los clásicos “ola k ase”,
“tqm”, “wtf”…, términos tolerados sobre todo en los mensajes de texto por
celular, sino a verdaderos descuidos ortográficos que suponen un escaso nivel
de preparación de quien redacta.
Lo recomendable es que cualquier texto se
escriba correctamente, en la medida de lo posible, y evitemos redactar como si
usáramos el lenguaje hablado.
Twitter: @gerardocejag
http://cuestiondeestilobcs.blogspot.mx/
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