Como una forma de volver visible a la mujer,
instituciones gubernamentales comenzaron a usar términos como “las y los”,
“niños y niñas”, “mexicanos y mexicanas”. El origen de ello es precisamente la
discriminación que han sufrido las mujeres por muchos años. La emancipación del
sexo femenino, su incorporación a puestos de trabajo u oficios tradicionalmente
desempeñados por varones ha creado una revolución que poco a poco le va
haciendo justicia. El desdoblamiento léxico pretende evitar la discriminación
de la mujer, porque según lo expresó la directora general del Instituto
Politécnico Nacional, Yoloxóchitl Bustamante Díez, “Lo que no se nombra, no
existe”. Sin embargo, este tipo de escritura contraviene a las normas gramaticales,
pierde claridad y se sobrecarga innecesariamente.
Algunas personas consideran que el lenguaje
debe de evolucionar y eliminar el léxico androcéntrico predominante para
que, de este modo, no se interprete lo masculino como universal. Pienso que rechazar
sistemáticamente el uso del genérico masculino en los textos como una forma de
hacer visible al sexo femenino es un error. El uso del masculino para designar
a los dos sexos en el español es aceptado como norma por la mayoría de la
gente, dando como resultado una economía del lenguaje. El desdoblamiento léxico
sobrecarga cualquier escrito y pongo como ejemplo unos párrafos de la constitución
de la República
Bolivariana de Venezuela:
«Sólo los venezolanos y
venezolanas por nacimiento y sin otra nacionalidad podrán ejercer los cargos de
Presidente o Presidenta de la
República , Vicepresidente Ejecutivo o Vicepresidenta
Ejecutiva, Presidente o Presidenta y Vicepresidentes o Vicepresidentas de la Asamblea Nacional ,
magistrados o magistradas del Tribunal Supremo de Justicia, Presidente o
Presidenta del Consejo Nacional Electoral, Procurador o Procuradora General de la República , Contralor o
Contralora General de la
República , Fiscal General de la República , Defensor o
Defensora del Pueblo, Ministros o Ministras de los despachos relacionados con
la seguridad de la Nación ,
finanzas, energía y minas, educación; Gobernadores o Gobernadoras y Alcaldes o
Alcaldesas de los Estados y Municipios fronterizos y de aquellos contemplados
en la Ley Orgánica
de la Fuerza Armada
Nacional.»
«Para ejercer los cargos de
diputados o diputadas a la
Asamblea Nacional , Ministros o Ministras; Gobernadores o
Gobernadoras y Alcaldes o Alcaldesas de Estados y Municipios no fronterizos,
los venezolanos y venezolanas por naturalización deben tener domicilio con
residencia ininterrumpida en Venezuela no menor de quince años y cumplir los
requisitos de aptitud previstos en la ley.».
Cabe aclarar que el desdoblamiento léxico se
debe usar solamente cuando el contexto de la oración lo justifica, por ejemplo:
“No había razón para que sus hermanos, y mucho menos sus hermanas, vieran tan
desagradable espectáculo”.
Este loable experimento no elimina realmente
el sexismo lingüístico, porque el problema no está en la gramática sino en las
personas. La igualdad entre mujeres y hombres no se consigue con discursos
artificiosos, sino con trabajo y leyes adecuadas. Sería interesante conocer si
los funcionarios y políticos que usan el desdoblamiento léxico en sus discursos
lo hacen también en la cotidianidad. Acaso dirán: “Voy por mis hijos e hijas a
la escuela”; “Salúdame a tus hermanos y hermanas, a tus primos y primas, así
como a tus tíos y tías”, francamente lo dudo.
El uso del desdoblamiento léxico tiene como
fin hacer visible a la mujer y aunque es un recurso válido resulta
contraproducente en la práctica, sin embargo, aceptemos el hecho de que se da,
pero también quienes no lo usan, no deben de ser considerados como
discriminadores de mujeres, no caigamos en extremos.
Para concluir les dejo un caso práctico de lo
que yo considero sexismo lingüístico: poner el nombre de “casada” a las
primeras damas, porque a mi ver equivale a decir “propiedad de…”. ¿Usted qué
opina?
Twitter @gerardocejag
http://cuestiondeestilobcs.blogspot.mx/
No hay comentarios:
Publicar un comentario