Desde hace varios años, la lucha por la
igualdad de derechos entre el sexo femenino y el masculino ha tenido
importantes avances en el mundo. En la mayoría de los países, las mujeres pueden
votar y ser votadas, no hay restricciones para el trabajo y ejercen cualquier
oficio con la misma eficiencia que los hombres. Aún existen resabios como la
insistencia de llamarla “señora del señor”, es decir, quitarle el apellido
materno y reemplazarlo por el del esposo. Pareciera mentira, pero en naciones
como Estados Unidos es más común usar el nombre del marido que el de soltera; Michelle
LaVaughn Robinson no es conocido para casi nadie, pero si escribo Michelle
Obama todo se clarifica. Lo anterior ha creado frases como: “Las limitan por su
género”; “Las empresas debe equilibrar las cuotas de género”; “La
discriminación por género no se permite en México”; “Se solicitan personal,
género indistinto”… Sin embargo, gramaticalmente hablando, dichas expresiones son
incorrectas, porque es inadmisible utilizar la palabra “género” como sinónimo
de “sexo”.
«Género» en su primera acepción dice: “Conjunto
de seres que tienen uno o varios caracteres comunes”, como el género humano.
Continúa con “Clase o tipo a que pertenecen personas o cosas”, como el género
de terror en el cine. Y podría seguir hasta agotar todos los significados que
da la Real Academia
Española y no encontrar alguno que relacione “género” con “sexo”.
La palabra “género” proviene de
inglés «gender» y evoca una categoría sociocultural que implica diferencias o desigualdades de
índole social, económica, política, y/o laboral que desde los años setenta se
empezó a utilizar. Con este antecedente se puede hablar de estudios de género,
discriminación de género, violencia de género los cuales no aluden únicamente a
las mujeres sino a cualquier sexo que sea tratado de manera injusta en una
sociedad. Como ejemplo puedo citar a las personas de origen hispano que viven
en Estados Unidos, cuyo desarrollo es menor porque carecen de las mismas
oportunidades de educación y trabajo que los demás norteamericanos, entonces
hablamos de discriminación de género.
Las comisiones de “equidad y género” de la Cámara de Diputados y de
nuestro congreso local se han abocado total y únicamente ha reducir las
desigualdades que tienen las mujeres frente a los hombre, lo cual merece un
aplauso. Sin embargo, al no ir más allá de eso, sugeriría modificar el nombre
de dicha comisión a la de “equidad de sexo”.
El «Diccionario panhispánico de dudas» presenta alternativas para las
expresiones “discriminación
de género” y “violencia de género” y propone “discriminación o violencia por
razón de sexo, discriminación o violencia contra las mujeres, violencia
doméstica, violencia de pareja o similares”. Las frases correctas del primer
párrafo de este artículo serían “Las limitan por su sexo”; “Las empresas debe
equilibrar las cuotas de mujeres y hombre”; “La discriminación por sexo no se
permite en México”; “Se solicitan personal, cualquier sexo”.
No olvidemos que las personas tienen sexo y
las palabras, género.
Twitter: @gerardocejag
http://cuestiondeestilobcs.blogspot.mx/
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